NOVENA EN SUFRAGIO DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO

Una de las obras de caridad más grande que podemos hacer es orar por las almas del purgatorio.

2 Macabeos 12, 46 
“Es, pues, un pensamiento santo y saludable el rezar por los difuntos a fin de que sean libres de las penas de sus pecados".



NOVENA.
(del 25 de Octubre al 2 de Noviembre).

Por la señal de la santa Cruz de nuestros enemigos líbranos señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.

Señor mio Jesucristo, Dios y hombre verdadero, solo por quien sois, porque os amo sobre todas las cosas, conociendo lo mucho que he pecado por mi culpa, una y mil veces, digo que de haberos ofendido me pesa; misericordia Dios mio, misericordia. Propongo firmemente la enmienda de mi vida, ayudado por vuestra divina gracia, Amen.


OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DIAS: 


Padre celestial, Padre amorosísimo, que para salvar a las almas quisisteis que Vuestro Hijo unigénito, tomando carne humana en las entrañas de una Virgen purísima, se sujetase a la vida más pobre y mortificada, y derramase su Sangre en la Cruz por nuestro amor; ¿cómo? ¿Dejaríais sufrir largo tiempo a esas almas en el Purgatorio, habiendo costado tanto a Jesucristo y siendo vuestras amadísimas hijas? ¿Permitiríais fuese malograda Sangre de tan grande valor? 

Compadeceos, pues, de esas pobrecitas almas, y libradlas de aquellas horrorosas llamas. Compadeceos también de la mía, y libradla de la esclavitud del vicio. Y si vuestra Justicia divina pide satisfacción por las culpas cometidas, yo os ofrezco todas las obras buenas que haga en este Novenario. ¡Ay! De poquísimo, de ningún valor son, en verdad; pero yo las uno con los méritos infinitos de vuestro Hijo divino, con los dolores de su Madre santísima, y con las virtudes heroicas de cuantos justos han existido en la tierra. Miradnos a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión, y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la Gloria. Amén. 


PRIMER DIA: 

Muchas son las penas que sufren las benditas almas del Purgatorio pero la mayor de ellas consiste en pensar que por los pecados que cometieron en vida han sido ellas mismas la causa de sus propios sufrimientos. 

¡Oh Jesús, Salvador mío!, yo que tantas veces he merecido el infierno, ¿cuánta pena no experimentaría ahora, si me viese condenado al pensar que yo mismo había sido la causa de mi condenación? Gracias os doy por la paciencia que conmigo habéis tenido, dadme gracia para apartarme de las ocasiones de ofenderos y tened piedad de las almas que sufren en aquel fuego por causa mía. 

Y Vos, ¡Oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos. 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria 

Aquí esforzando cada cual su devoción, pedirá interiormente a Cristo crucificado lo que desea conseguir por medio de esta novena para sufragio de las almas del Purgatorio. 

LAMENTOS 

Oíd, mortales piadosos, 
y ayudadnos a alcanzar: 
Que Dios nos saque de penas 
y nos lleve a descansar. 

¡Oh vosotros, caminantes, 
suspended, oíd, parad, 
bastará sólo el oírnos 
a mover vuestra piedad! 
Hoy pide nuestra aflicción 
que queráis cooperar: 

Que Dios nos saque de penas... 

No hay dolor, tormento, pena, 
martirio, cruz ni aflicción, 
que lleguen a ser pintura 
de nuestra menor pasión; 
solo alivia nuestros males 
de vuestro amor esperar: 

Que Dios nos saque de penas 

Aquí estoy en purgatorio 
de fuego en cama tendido, 
siendo mi mayor tormento 
la ausencia de un Dios querido, 
padezco sin merecer, 
por mí no basta alcanzar: 

Que Dios nos saque de penas... 

¡Ay de mí, ay, Dios severo, 
ay llama voraz, activa, 
ay bien merecido fuego, 
ay conciencia, siempre viva, 
ay justicia, que no cesa, 
ay cuándo se ha de acabar! 

Que Dios nos saque de penas ...

¡Ay culpa, lo que me cuestas, 
no imaginé tu fiereza, 
pues con tal tormento pago 
lo que juzgué ligereza! 
¡Cielos, piedad, basta, cielos! 
¿Cuándo el día ha de llegar? 

Que Dios nos saque de penas ...

Todo lo que aquí padezco, 
es justo, santo y debido, 
pues no se purga con menos, 
haber a un Dios ofendido, 
¡Ay, que puede no ofenderle! 
¡Ay, que no hay más que esperar! 

Que Dios nos saque de penas....

Padres, hermanos, amigos: 
¿dónde está la caridad? 
¿Favorecéis a un extraño. 
y para mí no hay piedad? 
¡Ea, venga una limosna, 
siquiera sea el rogar! 

Que Dios nos saque de penas... 

Hijo ingrato que paseas 
tan ricamente vestido, 
y a costa de mis sudores 
descansas en tanto olvido: 
¡mira a tu padre quemando, 
y lo puedes remediar! 

Que Dios nos saque de penas ...

Quizá en ti sería arbitrario, 
no obligación de justicia; 
pues no cumples testamento, 
aquí estoy por tu malicia; 
abre los ojos, despierta, 
paga, haciendo acelerar: 

Que Dios nos saque de penas ...

Hermanos en Jesucristo, 
los que oís estos suspiros, 
si queréis, podéis sacarnos 
de estos lóbregos retiros, 
a la Virgen y a los santos 
pedidles quieran mediar: 

Que Dios nos saque de penas ...

De Getsemaní en el Huerto 
sangre sudó el Redentor, 
contemplando de estas penas 
el gran tormento y rigor: 
al Padre Eterno se ofrece, 
no cesando allí de orar: 

Que Dios nos saque de penas ...

En vista de tal piedad, 
no te olvides, oh mortal, 
de este pío camposanto, 
cementerio de hospital; 
sigue, pues, la cofradía 
que tierna te insta a clamar: 

Que Dios nos saque de penas 

Atiende y mira, cristiano, 
aquí en este cementerio 
tal vez tus padres y deudos 
esperan de ti el remedio; 
sufragios y sacrificios 
te suplican sin cesar: 

Que Dios nos saque de penas ...

Fieles cristianos, amigos, 
dad crédito a estos lamentos, 
obrad bien, fuera culpas, 
para huir de estos tormentos. 
¡Socorro, piedad, alivio! 
concluimos con gritar. 

Oíd mortales piadosos 
y ayudadnos a alcanzar: 

Que Dios nos saque de penas ...

ORACIÓN FINAL 

Recibid, Señor Dios mío, cuantos sacrificios os ha ofrecido y ofrece hoy por todo el mundo vuestra santa esposa, la santa Iglesia, y os suplico los apliquéis al alivio y descanso de las afligidas almas por quienes hago esta novena. Por los acerbos dolores de vuestra Madre Santísima en el día de vuestra dolorosa Pasión, dadles, Señor, refrigerio. Convertid a los pecadores, salvad a los agonzantes y a mí concededme la santificación en mi estado y la gracia particular que os pido, si es de vuestro beneplácito. Amén 

¡Abrevia, oh Padre bondadoso! las angustias que sufren las almas queridas en el Purgatorio. No dilates, Señor, el término de sus penas, la sangre del Calvario satisfaga tu Justicia y dígnate admitirla en tu Santa Gloria, en donde nos veamos todos y podamos ensalzar tus misericordias eternamente. Amen. 

SEGUNDO DIA. 

CONSIDERACION

La segunda pena que aflige en alto grado a estas benditas almas es el tiempo que en vida perdieron, durante el cual habrían podido adquirir mayores méritos para el cielo, y el pensamiento de que esta pédrida es para siempre irreparable terminando con la vida el tiempo de merecer.

¡Infeliz de mí, oh Señor, que por espacio de tantos años he vivido en la tierra no mereciendo sino los castigos del infierno!
Gracias os doy porque todavía me concedéis tiempo para remediar el mal que he hecho y el bien que he dejado de hacer.
Concededme vuestro socorro para que lo que me queda en vida, lo emplée únicmente en serviros y en amaros. Tened piedad de mí y de esas almas benditas que arden en el Purgatorio por no haber empleado como debían el tiempo que Vos les disteis para su santificación.
Y Vos, ¡oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.


PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer dia.

TERCER DIA. 
CONSIDERACION

Otra de las mayores penas que afligen a esas benditas ánimas es la vista espantosa de los pecados que están expiando. En la vida presente no se conoce la fealdad del pecado, pero bien se conoce en la otra, y este conocimiento es uno de los más vivos dolores que sufren las almas en el Purgatorio.
¡Oh Dios mío!, os amo sobre todas las cosas porque sois infinita bondad; duélome con todo mi corazón de haberos ofendido; concededme la santa perseveracia; tened piedad de mí y de aquellas santas almas atormentadas con la vista de los pecados que no quisieron evitar y cometieron sin horror.
Y Vos ¡Oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros ruegos poderosos y rogad tambén por nosotros que estamos aún en peligro de condenarnos.

PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.

CUARTO DIA.
CONSIDERACION

Una de las penas que más afligen a aquellas almas, esposas de Jesucristo, es el pensar que en vida, por sus culpas, disgustaron a aquel Dios a quien tanto aman. Se han visto penitentes morir de dolor al pensar que habían ofendido a un Dios tan bueno. Mucho mejor que nosotros conocen las almas del Purgatorio cuán amable es Dios y por consiguiente lo aman con todas sus fuerzas; por eso, al pensar que lo disgustaron en la vida, experimentan un dolor superior a todo otro dolor.
¡Oh, Dios mío!, y yo que os ofendo con tanta facilidad, sin que me mueva lo mucho que habéis hecho por mí, ni las penas que me esperan en el Purgatorio; tened piedad de mí y de aquellas santas almas que arden en ese fuego por el desprecio que hicieron de las faltas veniales y que ahora os aman de todo corazón.
Y Vos, oh María, protegednos a nosotros para que acertemos a llevar vida perfecta y socorredlas a ellas para que mitiguen sus dolores.

PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.

QUINTO DIA.
CONSIDERACION

Otra de las grandes penas que afligen a aquellas benditas almas es el sufrir aquel fuego sin saber cuándo tendrán fin sus tormentos. Es verdad que tienen la certidumbre de verse un día libres de ellos; pero la incertidumbre del tiempo en que se habrán de acabar, les causa un gravísimo tormento.
¡Oh, Señor, qué desgracia tan grande sería la mía si me hubiéseis enviado al infierno, a esa cárcel de tormentos, teniendo la seguridad de no salir de ella jamás! Gracias os doy conmigo; perdonadme, que quisiera antes morir que volver a ofenderos. Tened piedad de mí y de las benditas almas que en la tierra no han temido bastante las penas del Purgatorio. Y Vos, oh Madre de Dios y Madre mía, socorredlas con vuestro poder y abreviad el tiempo que las espera de la eterna posesión de Dios.


PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.

SEXTO DIA.
CONSIDERACION

Cuanto mayor es el consuelo que aquellas benditas almas les causa el recuerdo de la Pasión de Jesucristo, por cuya virtud se salvaron, y del Santísimo Sacramento del Altar, que les proporcionó y aún les proporciona tantas gracias, por medio de misas y comuniones tanto más les atormenta el pensamiento de no haber correspondido en vida a estos dos grandes beneficios del amor de Jesucristo.
Òh Dios mío! Vos moristeis también por mí, y os habéis dado muchas veces a mí en la sagrada comunión, y yo siempre os he correspondido con negra ingratitud; más ahora os amo sobre todas las cosas, oh Supremo Bien mío! me arrepiento muy de todo corazón de haberos ofendido y con vuestra gracia propongo la enmienda. Dádmela Señor, y tened piedad de mí y de las almas que arden en el fuego del Purgatorio por la poca estima que hicieron de vuestra dolorosa pasión y por las comuniones omitidas por negligencia, o hechas con tibieza.
Y Vos, oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, interceded por ellas para que obtengan el perdón.

PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.

SEPTIMO DIA.
CONSIDERACION

Aumentan también las penas de aquellas benditas almas todos los beneficios particulares que recibieron de Dios, como el haber recibido el bautismo, el haber nacido en país católico, el haberles esperado Dios a penitencia y alcanzar el perdón de sus pecados tantas veces; porque todos esos favores les hacen conocer mejor la ingratitud con que han correspondido a Dios.
Pero, ¡Dios mío! ¿quién ha sido más ingrato que yo? Vos me habéis esperado con tanta paciencia, me habéis perdonado tantas veces con amor, y yo, después de tantas promesas, os he vuelto a ofender. No me arrojéis al infierno porque os quiero amar y en el infierno no podría hacerlo. Tened lástima de mi alma y piedad de las del Purgatorio, que por sus muchas culpas se han hecho menos acreedoras a vuestra misercordia.
Y Vos, oh Madre de misericordia, mitigad con vuestro poder sus sufrimientos.

PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.

OCTAVO DIA.
CONSIDERACION

Otra pena, en extremo amarga para aquellas benditas almas, es el pensar que durante su vida uso Dios con ellas de muchas misericordias especiales que no tuvo con los demás, y ellas con sus pecados le obligaron a que las condenara al infierno, aunque después por su misericordia las haya perdonado y salvado, viéndolas arrepentidas.
Vedme aquí, ¡oh Dios mío! Yo soy uno de aquellos ingratos que después de haber recibido de Vos tantas gracias, he despreciado vuestro amor y os he obligado a condenarme al infierno. Gracias os doy por la misericordia y paciencia que habeís tenido en esperarme, me arrepiento con toda mi alma de haberos ofendido, y propongo la enmienda con vuestra gracia. Tened piedad de mí y de aquellas benditas almas que habiendo podido llegar a un alto grado de perfección en la tierra, merecen ahora estar más tiempo en el Purgatorio por sus continuas infidelidades a los llamamientos a vuestra gracia.
Y Vos, Virgen fidelísima, interponed vuestros méritos en su favor.

PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.

NOVENO DIA.
CONSIDERACION

Grandes son las penas que sufresn aquellas santas almas: el fuego, el tedio, la oscuridad, la incertidumbre del tiempo en que han de verse libres de aquella cárcel; pero de todas, la mayor para esas santas esposas, es la de verse separadas de su divino Esposo y privadas de su vista y presencia.

¡Oh Dios mío! ¿cómo he podido yo vivir tantos años lejos de Vos, privado de vuestra gracia? ¡Oh Bondad infinita! os amo sobre todas las cosas, me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido y quisiera antes morir que volver a ofenderos.
Concededme la santa perseverancia y no permitáis que vuelva a caer otra vez en vuestra desgracia. Os suplico tengáis piedad de las almas del Purgatorio, especialmente las de mis padres, mis hermanos, mis parientes, mis amigos... y de todos aquellos por quienes mi corazón y mi conciencia me obligan a pediros con más empeño; que no sea por mi indiferencia o por mis culpas por lo que ellas permanezcan allí alejadas de Vos. Abreviad el tiempo de su destierro y admitidlas cuanto antes a la dicha de amaros para siempre en el cielo.
Y Vos, ¡oh dulce Virgen María, consoladora de los afligidos, Madre de nuestro Salvador Jesús y de todos los fieles. Vos sois también la Madre de las pobres almas que sufren en el Purgatorio, yo imploro con confianza la inmensa bondad de vuestro Corazón y os ruego intercedáis con vuestro divino Hijo, para que por los méritos de su santo sacrificio en la cruz, obtengan el alivio y la libertad a que aspiran. Así sea.

PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.

SALMO 129. 
DE PROFUNDIS

Desde el profundo abismo de miserias en que estoy caído, clamo a Vos, Señor; no seáis, Dios mío, inexorable a mi voz. Dignaos escuchar los ruegos de un infeliz que no tiene otro recurso que vuestra gran misericordia.
Sé, Dios mío, cuán culpable soy a vuestros ojos; mas, si examináis con rigor nuestras iniquidades, ¿quén podrá sufrir vuestros juicios?
Si en nosotros solo encontráis delitos para perdernos, en Vos hallaréis motivos para salvarnos; os impusisteis la ley de no resistir a nuestras lágrimas y esto me obliga, Señor, a esperar confiado en vuestra gran bondad.
Nunca me he olvidado de las promesas del Señor, que me han alentado en lo más fuerte de mis males; he esperado siempre en El.
Así no deje Israel de esperar, pues recibirá por la noche el socorro que haya conseguido por el día.
Porque es infinita la misericordia del Señor, que sabe hallar en los tesoros de su poder remedio para nuestros males.
Y presto redimirá a su pueblo de todas sus miserias e iniquidades.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellas la eterna luz.
Descansen en paz. Así sea.
(50 días tres veces al día, 100 rezándole al toque de la campana).


LAS BENDITAS ANIMAS DEL PURGATORIO NOS DEVUELVEN EL MIL POR UNO

Qué puede estar más urgido de caridad que las almas del Purgatorio?
Qué hambre o sed o sufrimiento en esta Tierra puede compararse con sus mas terribles sufrimientos?
Ni el pobre, ni el enfermo, ni el sufriente que vemos a nuestro alrededor necesitan de tal urgente socorro.

Aún encontramos gente de buen corazón que se interesa en los sufrientes de esta vida, pero, escasamente encontramos a gente que trabaja por las Almas del Purgatorio!

¿quién puede necesitarnos más sino las Almas del Purgatorio?
Entre ellos, además, pueden estar nuestras madres, nuestros padres, amigos y seres queridos.
Dios desea que las ayudemos

Ellas son los amigos más queridos. El desea ayudarlos; El desea mucho tenerlos cerca de Él en el Cielo.

Ellas nunca más lo ofenderán, y están destinadas a estar con Él por toda la Eternidad.

Es Verdad que la Justicia de Dios demanda expiación por los pecados, pero por una asombrosa dispensación de Su Providencia El pone en nuestras manos la posibilidad de asistirlos, El nos da el poder de aliviarlas y aún de liberarlas. Nada le place más a Dios que les ayudemos. El está tan agradecido como si le ayudáramos a El.

Nuestra Señora quiere que los ayudemos.
Nunca, nunca una madre de esta tierra amó tan tiernamente a sus hijos fallecidos, nunca nadie consuela como María busca consolar sus sufrientes niños en el Purgatorio, y tenerlos con Ella en el Cielo. Le daremos gran regocijo cada vez que llevamos fuera del Purgatorio a un alma.

Las benditas animas del purgatorio nos devuelven el mil por uno

Pero qué podremos decir de los sentimientos de las Santas Almas?
Sería prácticamente imposible describir su ilimitada gratitud con para aquellos que las ayudan!

Llenas de un inmenso deseo de pagar los favores hechos por ellas, ruegan por sus benefactores con un fervor tan grande, tan intenso, tan constante, que Dios no les puede negar nada.

Santa Catalina de Bologna dice :"He recibido muchos y grandes favores de los Santos, pero mucho mas grandes de las Santas Almas (del Purgatorio)".

Cuando finalmente son liberadas de sus penas y disfrutan de la beatitud del Cielo, lejos de olvidar a sus amigos de la Tierrra, su gratitud no conoce límites. Postradas frente al Trono de Dios, no cesan de orar por aquellos que los ayudaron. Por sus oraciones ellas protegen a sus amigos de los peligros y los protegen de los demonios que los asechan.

No cesan de orar hasta ver a sus benefactores seguros en el Cielo, y serán por siempre sus más queridos, sinceros y mejores amigos.

Si los católicos solamente supieran cuan poderosos protectores se aseguran con sólo ayudar a las Animas benditas, no serían tan remisos de orar por ellos.

Las animas benditas del purgatorio pueden acortar nuestro propio purgatorio

Otra gran gracia que obtenemos por orar por ellas es un corto y fácil Purgatorio, o su completa remisión!

PADRE NUESTRO POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO: 
Se debe hacer en una iglesia.

A Santa Matilde habiendo comulgado por los muertos, le dijo Nuestro Señor: Recitad por ellos un Padrenuestro. Delante del altar donde se celebraba el Santro Sacrificio.
La Santa hizo la oración siguiente, y cuando la hubo terminado, vio una multitud de almas subir al cielo. (R. 5, ch. 21).

Padre Nuestro que estás en los cielos
Os ruego, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas del Purgatorio el no haberos amado y rendido el culto de adoración y respeto que os es debido, a Vos, Padre bueno y misericordioso; y haberos alejado de sus corazones donde Vos deseábais habitar.
Para suplir sus faltas os ofrezco el amor y el honor de que vuestro divino Hijo os tributó en la tierra y la satisfacción infinita que os dio por todos los pecados de esas pobres almas.

(Recítese diez veces la invocación "Jesús mío, misericordia", y se ganarán cada vez 100 días de indulgencia por las benditas almas del Purgatorio).

Santificado sea tu Nombre

Perdonad, tierno Padre!, os lo suplico, a las almas de los fieles difuntos, el no haber honrado dignamente vuestro santo nombre, haberlo invocado rara vez, o empleado a menudo con ligereza y haberse hasta avergonzado algunas veces, de perteneceros. Como satisfacción de este pecado yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesucristo, su obediencia, su celo por haceros conocer, su afán por honraros durante su vida y por anonadarse delante de Vos en el altar.

¡JESUS MIO, MISERICORDIA Por la almas del purgatorio.! (10 veces).

Venga a nos el tu Reino

Os ruego, ¡oh eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos, el poco celo en no haber deseado con bastante fervor y anhelado con afán la grandeza de vuestra gloria...! Ellas habrían podido tan fácilmente haceros amar instruyendo a los niños, llevando por el camino del bien a los que ellas amaban! Para expiar su indiferencia, yo os ofrezco los santos deseos de Jesucristo, en el celo que El ha tenido por la nuestra aún en el altar.
¡JESUS MIO, MISERICORDIA Por la almas del purgatorio.! (10 veces).

Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo

Os suplico ¡oh Padre!, que perdonéis a las almas religiosas, al haber preferido algunas veces su voluntad a la vuestra y no haber amado en todo y de una manera perfecta vuestro deseo que se manifestaba por sus desobediencias y faltas de sumisión a las órdenes de sus superiores. Para reparar ofrezco la unión del dulcísimo Corazón de jesús con vuestra voluntad, la pronta y generosa obediencia que presta al Sacerdote viniendo al altar y la perfecta oblación de este divino Hijo que lo llevó hasta la muerte y muerte de cruz.

¡JESUS MIO, MISERICORDIA Por la almas del purgatorio.! (10 veces).

El pan nuestro de cada día dánoslo hoy

Os ruego, ¡oh Padre tierno!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos el no haber recibido el Santísimo Sacramento del Altar con los deseos, la devoción y el amor que El merece; el haber omitido por negligencia, cobardía o respetos humanos muchas comuniones que Vos les ofrecíais. Para expiar estos pecados, yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesús, el amor ardiente y el deseo inefable que le llevó a daros el precioso tesoro de su Cuerpo y de su Sangre.
¡JESUS MIO, MISERICORDIA Por la almas del purgatorio.! (10 veces).

Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros pernonamos a nuestros deudores.

Os ruego, ¡oh Eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos los pecados en los cuales cayeron, no perdonando fácilmente; guardando algún rencor, alimentando ligeros pensamientos de venganza. Por esos pecados yo os ofrezco la oración tan tierna y tan amorosa que vuestro Hijo Jesús hizo en la Cruz por sus enemigos.

¡JESUS MIO, MISERICORDIA Por la almas del purgatorio.! (10 veces).

No nos dejes caer en tentación

Os suplico, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos la poca fuerza que opusieron para rechazar la tentación de sencualidad, reprimir la curiosidad de sus miradas, y cuidarse de algunos goces peligrosos. Para expiar esta multitud de pecados, yo os ofrezco las fatigas de Jesús, sus lágrimas, sus mortificaciones y sus humillaciones en el altar.

¡JESUS MIO, MISERICORDIA Por la almas del purgatorio.! (10 veces).

Mas líbranos del mal

Sí, Dios mío, libradlas del mal que soportan esas santas almas, en otro tiempo culpables, ahora tan arrepentidas y resignadas; libradlas por los méritos de Jesucristo.
Y Vos, ¡oh Salvador, tan lleno de misericordia! Vos que estáis sobre este altar, tened piedad de sus lamentos y de sus lágrimas. Ellas se unen a mí para clamar hasta Vos durante su vida y olvidad las faltas que la fragilidad de nuestra naturaleza les hizo cometer.

¡JESUS MIO, MISERICORDIA Por la almas del purgatorio.! (10 veces).

  




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